martes, 29 de octubre de 2013

LA PRUEBA DEFINITIVA

Que la era de la informática ha supuesto una verdadera revolución para la humanidad, comparable con el descubrimiento de América, la invención de la máquina de vapor, el descubrimiento de la electricidad, de la energía atómica o el nacimiento de Belén Esteban, eso nadie lo duda hoy en día, y más si definitivamente viene a resolver una de las más grandes dudas existenciales del ser humano: la existencia de Dios. Pues eso parece que ya lo han resuelto algunos científicos con el auxilio, como decimos, de la informática. Espero que, cuanto antes, ahora que ya está descubierto, Dios se anime y publique su correo electrónico.
Yo voy a festejar el acontecimiento con un sonetillo en versos proparoxítonos. Se me ha ocurrido que la ciencia robótica podría de alguna manera auxiliar a la falta de vocaciones sacerdotales.


De una manera enigmática,
cultivando la poética,
no llegué a Dios por la ascética,
fue a través de la informática.

Mi conversión fue automática,
firme, sincera y frenética
(si parece cosa herética,
que reformen la dogmática).

Y sin temor a la crítica,
a veces rara y exótica,
si no hay vocación jesuítica

aunque parezca anecdótica,
yo propongo por política
apelar a la robótica.

LdP